miércoles, 16 de enero de 2019

La maestra enojona y los osos siberianos

Volver a clases cuesta mucho. Levantarse temprano después de días de ver Netflix hasta bien entrada la madrugada, comer junto a la familia hasta no poder más, las posadas, las navidades, la rosca... 
Desde hace varios años me hago un propósito (las personas normales tienen uno por mes, pero yo soy maestra, jeje) y trato de trabajarlo todo el año, a veces con éxito y otras veces cayendo rotundamente en la misma actitud.
Hoy les dije a mis alumnos, con toda la prudencia que pude, que mi propósito de año nuevo era ser menos enojona... aunque los he regañado mil veces, cuando dije "ENOJONA" dos alumnas corrieron a abrazarme y luego siguieron dos más, y tres y cuatro y todos se lanzaron a ese extraño abrazo grupal catártico. Luego me hicieron comentarios random, por ejemplo "Todas las maestras son enojonas", "Las maestras siempre tienen que ser así, es su trabajo"... y los más increíbles "Tú no eres enojona", "Nunca nos regañas"... con lo cual quedan comprobadas dos cosas. La primera, que este trabajo conlleva muchas emociones juntas y revueltas, y lo que más me ha resultado es ser honesta, transparente y sincera con los chavos, tratarlos como personas dignas de la verdad. Y segunda, que el cariño les gana y que olvidan los malos momentos y conservan los buenos. 
Ahí había quedado ese momento, 24 adolescentes tratando de hacerme sentir que está bien ser vulnerable y lo mejor, que te aceptan con todo eso. Después, en otra clase de Historia tuve como invitado a un alumno de último grado de prepa. Este alumno habló sobre mi trabajo y por qué era su profesora favorita... no sé explicar cómo surgió pero los chicos comenzaron a decir lo "chida" que está mi clase y que les encanta venir a mi salón y de todo lo que aprender. Hablamos sobre el tema para el que estábamos convocados (la ONU y la UNICEF) y terminamos hablando de Vladimir Putin, de la paloma que lo saluda (y descubrimos que es falso) y de cómo monta osos en Siberia (aunque bonito resultó obviamente falso). 
Hoy sentí que aunque tengo poco tiempo de asumirme como profesora de alto rendimiento, voy por buen camino. También sentí mucha comprensión de mis alumnos a mi proceso como docente, entendí que este rollo es de ida y vuelta, que estamos juntos en esto.
Con esos compañeros de viaje, sé que cumpliré mi propósito... hoy me quedé con la sensación de que no es tan difícil.
Obvio, cuando terminó mi horario lloré un poquito y sonreí mucho.

Así los días...

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